EL ESPEJO DE LA POESÍA
La poesía
es como un espejo que va reflejando día
tras día el sentimiento, desnudo sí, tan desnudo como la misma alma que se
busca a sí misma, en los recónditos lugares donde no alcanza la mente. Donde
las preguntas dejan de serlo, para pasar a ser
afirmaciones; de aquello que durante el transcurrir del tiempo nos
debatió en cuestiones no tan transcendentales, ni tan maduras sino todo lo
contrario.
¿Qué hay
de importante en madurar y mantener un ideal que con el tiempo verás
tambalearse, por las circunstancias y los planteamientos o necesidades
argumentales y testimoniales de otras personas? ¿Acaso no queda todo en nada,
ante un terremoto? No digamos cuando tu hijo te pide de comer y no tienes nada
que darle.
¿Es que
valoramos tan poco la vida que anteponemos una noche de diversión antes que
salvar la vida de un niño no nacido? Nos podemos hacer multitud de preguntas,
para llegar siempre a la misma cuestión.
¿Merece la
pena vivir sin ver, tan siquiera, el reflejo de un espejo en el alma?
Muchos
poetas han escrito, muchos sabios han buscado la existencia de una vida,
conocer de donde procedemos y cual será en definitiva nuestro final…
Hoy he
asistido a la Eucaristía; la Samaritana y Jesús eran los protagonistas de un
evangelio vivo, hermoso, esperanzador. Mientras lo escuchaba; crecía mi admiración
silenciosa por aquella mujer cuyo ideal se lleno del agua viva que le trajo
Jesús.
Jesús y la mujer. El poeta y el sabio. El
incrédulo y el crédulo.
Una mujer
pobre que trabajaba para subsistir. Sí, una prostituta que se reconoce
cristiana, tiene fe, cree y ve en el agua viva, el reflejo del alma como en un
espejo.
Mª Auxiliadora Fonellosa