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La Unión Nacional de Escritores de España otorgó su máximo galardón al Padre Ángel, distinguiendo así su faceta de escritor, de los numerosos artículos y del libro “Las Palabras del padre Ángel” con prefacio de la Reina Sofía. Este incansable sacerdote ha ayudado a miles de personas marginadas, a niños y ancianos sin hogar y ejecuta constantemente mecanismos para paliar en la medida de lo posible sus necesidades, desde las básicas hasta las espirituales. Una encomiable labor conocida dentro y fuera de España. Su entrega, amor y dedicación han hecho que se lo llegara a comparar con la de la Madre Teresa de Calcuta o con Vicente Ferrer, aunque a él, tal como había expresado durante una entrevista para El Mundo, no quiere parecerse a ellos, si no ser él mismo. El padre Ángel ha recibido ya numerosos galardones, entre ellos el Príncipe de Asturias de la Concordia. En el mismo acto, el Pte. de la UNEE Juan Carlos Heredia ha hecho oficial la convocatoria del Primer Concurso de Poesía sobre Discapacidad “María Fonellosa” que la unión bajo su dirección para premiar las obras sobre esta temática e incentivar la escritura que aborde el espíritu de superación personal de las personas con alguna discapacidad. Ha destacado que hay varios escritores con discapacidad dentro de la Unión y que este concurso era una asignatura pendiente desde hace bastante tiempo. El evento se llevó a cabo en el salón de actos del Museo de la Ciudad, el pasado sábado 13 de mayo a las 19:00 Hs. Con un sencillo y emotivo acto en que el Padre Ángel apelo a construir un mundo mejor, y que lo qué más le ha preocupado al escribir, es la gente desfavorecida y su necesidad. Recordó que tal como menciona el Papa Francisco, las iglesias son y deben ser “Hospitales de Campaña” que no deben existir horarios ni tablones en las puertas de las iglesias. Señaló además que los escritores y periodistas son Mensajeros de la Paz, personas que informan y pueden despertarnos las conciencias para que algo cambie, porque gracias a ellos un mundo mejor es posible, con menos esclavitud y más escuelas, con más niños que sonrían que tengan zapatos y calcetines. Un mundo donde las palabras ponen en marcha iniciativas solidarias que rompen fronteras, un mundo concertado en que nos amemos más.